En la última década del siglo veinte, el debate sobre el
futuro de la educación superior ha estado presente en todo el mundo. Entre los
temas abordados destaca el del carácter de los sistemas educativos y la
necesidad de revisarlos y transformarlos para enfrentar demandas de una nueva
naturaleza asociadas a un mundo globalizado en el que se encuentran insertas
las sociedades nacionales.
Voces autorizadas en todos los países coinciden en señalar la importancia estratégica de la educación como medio fundamental para generar el desarrollo sostenible de las sociedades. Los debates y resultados de las múltiples reuniones internacionales, regionales y nacionales que en estos años han reunido a expertos, investigadores, académicos y directivos de las instituciones educativas y de los gobiernos, nos permiten advertir una preocupación por realizar las reformas educativas que requieren nuestras sociedades y superar oposiciones al cambio sustentadas en inercias y tradiciones.
Las comunidades académicas de las instituciones de educación superior, las asociaciones de universidades de carácter nacional e internacional, los ministerios de educación y los organismos internacionales han analizado y generado una amplísima información sobre las tendencias de los sistemas de educación terciaria y de las instituciones que los conforman; han identificado con mayor precisión sus problemas; han señalado lineamientos estratégicos para su desarrollo futuro y, de manera muy importante, han abierto sus reflexiones al ámbito de la sociedad, rompiendo con la visión parcial y limitada del acontecer escolar y académico.
La combinación del análisis de la situación actual con una visión de
largo alcance, en un horizonte de veinte años, se realizó buscando identificar
en el presente aquellos elementos portadores de futuro que pudieran servir como
hilos conductores de las fuerzas que habrán de impulsar el desarrollo de las instituciones
y del sistema de educación superior, tarea en la que resultó fundamental unir
la imaginación creadora con la voluntad para la acción.
Para las IES, la tarea a realizar es monumental y marcará la vida de una
generación de académicos y autoridades. Con el paso del tiempo, este ejercicio
analítico deberá ser revisado y continuado y habrá de concretarse tanto en
políticas educativas claras, como en el diseño de instrumentos institucionales
de análisis que permitan tomarle el pulso al sistema y asegurar su crecimiento
sobre las vías de desarrollo que en este documento se proponen. También, por
supuesto, deberá proporcionar los elementos y mecanismos necesarios que
permitan evaluar de manera permanente y rectificar, en su caso, las políticas
públicas de educación superior, para adaptarse a circunstancias
cambiantes.
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